Puede parecer que empezamos la temporada igual que la acabamos (jugando contra Vilamajor), pero lo cierto es que poco tienen de parecido. Al margen de que estrenemos nueva fachada identitaria (S.E. COMUNIDAD LA SALLE BONANOVA), otras cosas han cambiado en el primer equipo, empezando por la liga cursada –Lliga Catala Or– y acabando por el equipo que a fecha de 22 de septiembre integra el senior A.
Un grupo que el año pasado se quedó con la sensación de sufrir más de la cuenta con el supuesto descenso de 6 y que este año se ha visto reforzado por experiencia, bíceps y nuevas incorporaciones.
Bajas sensibles de Martín, Max y Manu

Para explicar este plan renove, que en el fondo tiene muy poco de nuevo, tenemos que hablar primero de las bajas. Compañeros que han sumado, sudado y llorado para que la Salle valiera su peso en oro. Martín Oroz, nuestro querido lateral argentino, se baja del barco tras acompañarnos dos temporadas en las que figura una nacional valenciana. Y las cosas como son: echaremos MUCHO de menos sus risas. Tampoco sigue Manu Oller -anunciado ya desde mediados de la temporada pasada-, escindiendo así la dupla fraternal: lo siento Luís. Se nos va un tío cojonudo y con una de las zurdas de gominola más talentosas. Y finalmente el central Max Albert, que lo ponemos en tercer plano porque causa baja por Erasmus. En otras palabras: se va, pero debería volver…
Altas que apuntan alto
Los 2 metros de Àlex Rodríguez, lateral mallorquín procedente del Sants, podrían justificar el titular, pero la cosa va por otro lado. Él es, junto con otros tres compañeros, una de las nuevas incorporaciones que reforzarán el bloque del primer equipo para llevarlo bien alto. Proviene de la familia balonmanera de Mata de Jonc, club mallorquín y casa de otros jugadores que pasaron por la Salle, como nuestro querido Xavier Bover. Alex es sorprendentemente polivalente: a pesar de sus buenas condiciones ofensivas y defensivas, es un jugador que camaleoniza de maravilla en el extremo izquierdo, posición desde la que ya nos ha dejado grandes destellos de calidad.

En el ala internacional tenemos el gustazo de dar la bienvenida al colombiano Miguel Saraza. A sus 21 años, su trayectoria ha discurrido desde la selección de Caldas (en Manizales, su ciudad de origen), equipo colombiano cuya portería ha custodiado con muy buenos resultados. Ahora, desde el otro lado del charco, Miguel hará el binomio perfecto con Tonet. Llevamos un partido y la mejoría ya es visible: cada vez tenemos menos permiso para entrar a portería.
Siendo honestos, y dejando la rivalidad a un lado, nos da pena que Manyanet haya desaparecido. Antes de que esto sucediera, Antonio Gonzalez defendía la camiseta verde-amarilla. Luego se fue al Espanyol (actual equipo de Lliga Or), y tras dejarlo un año, Toni ha vuelto a las canchas de la Salle. Extremo izquierdo letal y segundo defensivo de los que se hacen pesados, su fichaje nos está dando muchas alegrías, y eso que llevamos una jornada. Muy contentos de que haya decidido cruzar la Diagonal.
Para acabar hablando de alturas como se merece, tenemos que acabar con Guillermo Tuñí. Es el vivo reflejo de lo que representa este equipo y este club: un jugador de la casa con una proyección bárbara por delante. Si hacemos memoria, Guillermo ya había debutado con el senior A de juvenil de primero. El segundo año lo hizo en Sant Martí. Y ahora ha vuelto para incorporarse en el primer equipo y afilar el lateral izquierdo con su finta explosiva y salto de, efectivamente, altura.
Primer partido de liga: 34-22 contra Vilamajor
Tras una pretemporada algo trastabillada, el primer partido de Lliga llegaba con warnings. Con una convocatoria apretada y reñida, lo cierto es que la sensación de salir a matar se palpaba desde las birras del viernes. El equipo de Elias y Pepi está muy comprometido, ronda en el ambiente un aura de ganas voraces de jugar, per sobre todo, ganar. Y así se demostró contra Vilamajor, equipo contra el que casualmente concluimos la última jornada de liga con una holgada victoria.
Lo bueno de este primer partido no es tanto el marcador, sino el cómo se ganó. Con una defensa infranqueable, una portería entonada, un nervio constante y, en definitiva, un grupo acompañando los 60 minutos. El trabajo en equipo quedó visible en el acta: marcaron todos los jugadores, incluido Tonet, el portero. Max, el segundo guardameta, cerró el partido parando un penalti, poniendo la guindilla. Vilamajor, un clásico de Lliga, y un equipo peleón en todas las facetas del juego, no tuvo opción en ningún momento del match.

Y para resumir todas las actuaciones salesianas. Diremos primero que Conrad volvió con la zurda bien engrasada después de casi un año de baja. Si bien diestro, Mala se mantuvo letal desde el lateral derecho, corroborando su incontestable buen estado de forma. Juanito se puso el traje de pingüino y no falló desde el extremo, mientras que Javi Trias se encargó de comer la moral con un gol sobre la bocina. El mensaje prepartido de nuestro capitán Jaume Reixach incidió como una de sus hachas, quizá por eso Guillem Reixach no dudó en mandar en voz alta y encargarse de que todo el mundo acatara. Todo lo que no acababa en gol, Gamissans lo convertía en penalti, para que Màrius culminara. Eso cuando Lluc no se metió hasta la cocina, claro. El ataque de la primera parte fue como un obús, con un Nacho goleador, un Toni que se estrenó por todo lo alto y un Marto que metió todo lo que le llegaba. Que la primera parte terminara con un +11 y un balance de 8 goles encajados se explica también por dos motivos: porque Tonet lo sacó todo y porque la primera línea rival soñará con la cara de Jan. En la segunda parte el suflé bajó, pero se acabó ganando de uno con un buen sabor. El gol de fuerte-flojo de Àlex desde el extremo y el paradón de penalti de Max Gratacós contribuyeron a que la victoria sonara a música.
En esta liga todos los puntos cuentan, pero los de oro son los que le dan más sentido. Está todo dicho.