Suma y sigue, aunque de uno en uno. No está mal, pero oye: esta vez nos podríamos haber llevado la pareja. Sea como sea, nuestra visita a Sabadell sirvió de algo. Por una parte, para reafirmar que el buen juego y las ideas siguen ahí. Por otra, para acercarnos a la salvación matemática (ahora ya a un punto). Seguir leyendo