«Tornarem«. Esa fue la palabra que, como equipo que acabábamos de descender de primera nacional, nos juramos repetir hasta la saciedad. Era nuestro objetivo, era el volver a la categoría por la que tantos años habíamos luchado y opositado; era volver a primera Nacional. Los ascensos soñados suelen ser como los que vivimos hace tres temporadas: ganando la liga en casa (y contra un filial del Bordils muy peleón), clasificándonos para unas fases nacionales en Zaragoza y descorchando botellas de champán. Ver a Salva llorar de emoción entra en el pack. Pero hay veces que el destino es puñetero, y que cambia el guión a su antojo, regalando finales agridulces; y nunca mejor dicho: primero agrio y luego dulce.
Cuando ganas Lliga Catalana, quedas segundo en las fases y no subes
Parece mentira, pero este año ha ocurrido esto. En nuestro regreso a Lliga, esa categoría tan cabrona cuando quiere, en la que te puedes quedar de por vida, la temporada no se nos presentó nada fácil. Nada nuevo: Cambrils (los antiguos Vendrell), Poblenou (quienes se quedaron en las puertas de fases la temporada anterior) o Calella (el mejor ejemplo de un equipo trampa) tan solo serían un suculento aperitivo de lo que guardaba esa rocosa liga. Pero lo cierto es que los años también nos han enseñado a tomar consciencia de las situaciones, a aprender de los errores y a picar piedra como mineros. Quizá por eso lograríamos el irrepetible 10 de 10 de arranque de temporada sin darnos casi ni cuenta, y mantendríamos el pulso sin titubeos y hasta el final.

Celebración tras la clasificación matemática para fases en Gavà.
En el campo de Gavá nos clasificamos para fases y en casa ganamos la liga contra Poblenou en un partido que hace afición. La hazaña se repetía, y además, sin sufrir hasta la última jornada. La Pilarica nos esperaba de nuevo y, esta vez, los campeones de Catalunya visitaríamos el complejo de Stadium Casablanca, aunque sin mucha fortuna. O eso pensábamos.
Unas fases de ascenso duras de roer
Nunca sabremos exactamente qué fue lo que falló durante esos tres partidos de fases en Zaragoza, pero tan solo nos valía el primer puesto, y no lo logramos. No hay más. Penetrar el muro de piedra de Balonmano Cobisa en la primera jornada nos costó sangre y sudor, marcar el ritmo contra el escurridizo equipo de Torrellano fue misión imposible y ganar al completo bloque anfitrión en el último partido nos fue de un gol. ¿Resumen? Segundos de grupo, pero con un average nada favorable. En otras palabras: que nos volvimos para casa con las manos vacías.

Nacho Clemente disputando una balón con un jugador de Torrellano.
El whatsapp de Ramón del 9 de Julio
Pese a la decepción de las fases, nos habían llegado noticias de que todavía quedaba un cartucho por gastar: una posible plaza vacante a la que, supuestamente, Bordils «B», colista de nacional, podía renunciar tras consumarse el ascenso de Sant Martí Adrianenc a División de Honor «B». No sonaba tan descabellado. Al fin y al cabo, la lógica nos decía que el campeón de Lliga tenía números de que se la adjudicaran, ¿o no? El whatsapp matutino de Ramon, la persona que más ilusión deposita en este club, lo acabó de confirmar: «JUGAREMOS EN NACIONAL!!! FELICIDADES A TODOS Y A TODAS!!!«. La carambola de billar se produjo y la bola negra no cayó. Finalmente la partida fue nuestra. La Salle Bonanova ocuparía la plaza número 16 del grupo D de primera estatal.
Así que, lo dicho: hem tornat. Con más ganas, ilusión, esfuerzo y energía que nunca. Hemos vuelto para quedarnos.